GERMAN BIDART CAMPOS

3 de septiembre – Muere Bidart Campos

Ricardo Miguel Fessia

I – Era un porteño cabal, nacido y criado en la gran ciudad. Su estampa así lo denunciaba detrás de esos anteojos de gruesos cristales que acompañaban un rostro sereno rematado por una ancha frente.

Gustábale el interior, al menos Santa Fe, y más concreto, nuestra Facultad. Alguna vez lo escuche decir los cómodo que se sentía en nuestra Casa, y hasta puedo dar fe de lo que disfrutaba dando alguna charla en la sala de Consejo o caminando por los pasillo, su rostro lo denunciaba. Creo que la última vez recorría el patio central y su amigo, “Pepe” Benvenuti, hacía de cicerone.

Los temas sociales eran su preocupación y ello es dable advertirlo en cualquiera de las cientos y cientos de páginas publicadas. Todos fueron abordados con tanta sensibilidad como compromiso desde la perspectiva de la doctrina a la cual adhería. Sostuvo desde los primeros tiempos hasta el último suspiro su fe en la libertad de pensamiento y de expresión, con un alto grado respeto a las diferentes opiniones que le servían como un acicate para profundizar en los argumentos y volver con renovados argumentos para la compulsa.

II – Nació el 9 de diciembre de 1927. Estudió en la Universidad de Buenos Aires donde se graduó en 1949, y en la misma casa se doctoró en 1953 con la tesis “La democracia como forma de Estado”. Entra ambas graduaciones hizo cursos de posgrado en Estaña. Todo su recorrido de educando fue con altas notas y activa participación.

III – La carrera docente llegó de inmediato en ese mismo claustro. Dedicó su vida precisamente a la academia, tanto como profesor, investigador y publicista.

El derecho público era lo suyo, dictó “Derecho político” que luego se llamó “Teoría del Estado”, a la que accedió por concurso ocupando el sitial de Mariano de Vedia y Mitre que había sido el primer profesor de la disciplina.

Se destacó, sin dudas, en “Derecho constitucional” dando cierta continuidad a los grandes profesores del rubro. En ese campo, abordó con solvencia todos los campos del constitucionalismo jurídico y en cada uno dejó su impronta con opiniones sólidas. Se refirió a la parte dogmática, la parte histórica, los derechos fundamentales, los derechos sociales, el derecho humanitario y el internacional de los derechos humanos, la historia política y constitucional, el fundamento filosófico del Derecho Constitucional, el liberalismo, el poder, los grupos políticas, los tribunales militares, el Derecho constitucional comparado, junto a otros tantos.

Logró un merecido reconocimiento internacional que se reflejó en los honoris causa o distinciones similares recibidos. (1)

IV – Fue asesor de la Convención Nacional Constituyente de 1994 en la reforma de la Carta magna y miembro de la Comisión Asesora para la Redacción de la Constitución Nacional en 1972. Si bien jamás estuvo afiliado a ningún partido y no fue funcionario de ningún gobierno, era permanentemente consultado por el Estado.

A diario escribía crónicas constitucionales y agudos comentarios a sentencias judiciales y todos los años escribía por lo menos un libro, tarea con la cual Bidart Campos fue un auténtico maestro que formó jóvenes constitucionalistas en América Latina.

Director del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires y Miembro distinguido de la Academia Nacional de Ciencias Morales. Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina (UCA) entre los años 1962 y 1967, Vicerrector Académico de la UCA entre 1986 y 1990, Director del Diario jurídico “El Derecho” y profesor titular de Derecho Constitucional y de Derecho Político en la UBA.

En su labor de investigación, Bidart Campos fue, desde 1994, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales «Ambrosio L. Gioja» de la UBA.

V – Se destaca su prolífica obra sobre todos los temas: sociología jurídica, filosofía jurídica, historia Jurídica, teoría política, derechos fundamentales y garantías, amparo, habeas corpus, y otros tantos. Algún biógrafo esmerado, cuenta setenta libros de ciencias jurídicas y tres mil artículos y notas en revistas y libros colectivos. (2)

Fue un gran publicista, casi como pocos. No solo por la cantidad, sino por la calidad. Sus obras eran originales, no refritos de anteriores a los que se le agrega un capítulo y una tapa nueva, como vemos cada vez más a menudo.

Si bien Bidart Campos no escribió un resumen de todo lo que había vivido, pensado y escrito, es indudable que lo sustancial de su pensamiento se encuentra en su modestamente llamado «Tratado elemental de Derecho Constitucional», editado primero en dos tomos, luego ampliado a seis, y nuevamente rehecho y actualizado.

VI – Difícil sería para mi recorrer su obra. Me quedo, por la particular influencia que tuvieron en mis días de estudiante, tres de ellos.

“Manual de Derecho constitucional” publicado por Ediar a mediados de la década del setenta. Voluminoso libros de hojas rústicas en donde se abordaban todos los temas del ramo con claridad y profundidad que para el estudiante era un placer su lectura. Entre nosotros, en el Litoral, era una biblia. Durante el cuatrimestre que preparé la materia que dictaban Roberto Rovere y Decio C. Ulla –cátedra para nada fácil, por poner alguna adjetivación- y las clases eran en el aula 6, la última del subsuelo, era constantemente citado por los profesores, si bien Ulla no ocultaba su encantamiento por los autores italianos.

“Derecho político” y “Lecciones elementales de política” obras que surgen al calor de su cátedra que por más de veinte años llevó adelante en la UBA. Llegué a “Derecho político” cuando cursé “Ciencias políticas” (3) para complementar algunos temas que estudiábamos por el clásico libro de Fayt. Era una edición de Aguilar del año 1962, escrita en la juventud pero definitivamente luminosa, indispensable. De hecho tuvo varias ediciones, algunas fuera del país y en 2106 Ediar la reeditó. “Lecciones” tiene un devenir similar, tanto en las ediciones –hay una reciente- con en la trama del texto. En ambas recorre los principales temas de las distintas teorías filosófico-políticas, marcando un camino que luego seguirán otros autores.

Estas obras traídas ahora en crónica, son las vivencias de este modesto pendolista. Envalentonado en la función, ahora me animo a recomendar “La historicidad del hombre, del Derecho y del Estado” (Ediciones Manes, 1965, 182 págs.) en donde refleja la historicidad que imprime la existencia del hombre en el tiempo y la circunstancia. El propio Werner Goldschmidt, en el prólogo, afirma que “las esperanzas del lector no serán defraudadas” atendiendo a que el autor “ha comprendido plenamente la misión que debe cumplir un trabajo iusfilosófico”.

Para tener idea de su obra vale recordar que en la biblioteca en la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina, tiene un archivo especial con su nombre para dar cabida a la frondosa de su obra.

VI – La tarde del viernes 3 de septiembre de 2004, mientras estaba entregado a la siesta que rigurosamente tomaba, partió para el horizonte sin tiempo.

Luego de su muerte, Humberto Quiroga Laivé dijo de él: “fue un apóstol cívico de los derechos humanos. Su pluma, incansable y feraz, ya estará quieta, pero el eco de sus verdades como orador de la Justicia será el himno que al alcance del pueblo todo, instrumento a la mano de los juristas, podrá cantarse en jornadas de lucha, única espada que consolida la paz social, como Bidart Campos la utilizó toda su vida. Proclamador incansable de la supremacía de la Constitución, denunció sin descanso sus múltiples violaciones por gobiernos que sólo supieron trasegar sus intereses y no el respeto irrestricto del Estado de Derecho. La fuerza normativa de la Constitución fue su lema, su plena operatividad, su bandera. Pasó por la historia de los argentinos sin provocaciones mediáticas, desde el recogimiento de una vida que fue ejemplo de humildad. Pero la simiente que sólo producen los escritores clásicos ha quedado para no borrarse nunca como fuente de consulta: para los tiempos”.

VII – No solo que cosechó, sin proponérselo, toda una legión de discípulos, sino que la de amigos entre los colegas fue mayor, situación no tan común en los círculos académicos. Prueba de ello, es el grueso tomo que como “Liber amicorum” publicó la Asociación Argentina de Derecho constitucional cuando Horacio Rosatti era su presidente y que coordinó Pablo Luis Manili. Casi seiscientas páginas donde desfila lo más granado de la doctrina nacional y otros tantos pares de Latinoamérica. Todos de forma unánime coinciden en la grandeza del amigo desaparecido por la sencillez con la que se acervaba a las cosas nuevas para ponerlas en debate adelantando su perspectiva sostenida en un previo y riguroso análisis. Esta cualidad, acompañada en la calidez del trato y la nobleza de su ser, lo convirtieron en un verdadero maestro.

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(1) Ha sido distinguido con; “Doctor Honoris Causa” por la Universidad de San Martín de Porres de Lima, Perú, en 1986; “Profesor Distinguido” por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1987; “Profesor Honorario” otorgado por la Universidad Mayor de San Marcos de Lima Perú; “Profesor Honorario” de la Universidad de ICA, Perú; “Profesor Honorario” de la Universidad de Arequipa, Perú.

En Argentina fue nombrado profesor Extraordinario Honorario con distinción de Académico Ilustre por la Universidad Nacional de Mar del Plata, en 1994, y Profesor Plenario otorgado por la Universidad de Belgrano, en 1994, entre otras distinciones.

(2) Entre las obras destacan: “Tratado elemental de Derecho Constitucional Argentino”, “La interpretación del Sistema de Derechos Humanos”, la “Teoría General de los Derechos Humanos”, “El Derecho de la Constitución y su fuerza normativa”, y su libro de Cátedra “Principios de Derechos Humanos y Garantías” escrito en coautoría con su discípulo el jurista Daniel Herrendorf.

Se destacan asimismo, entre los títulos de los últimos años, los siguientes: “Teoría general de los derechos humanos”,” Casos de derechos humanos”, “Ciencia política y ciencia del derecho constitucional: ¿unidad o dualidad?”, “Compendio de derecho constitucional”, “Constitución y derechos humanos”, “Derecho constitucional” 1 y 2, “Derecho constitucional del poder”, 2 tomos, “Derecho internacional, derechos humanos y derecho comunitario”, “Doctrina social de la Iglesia y derecho constitucional”, “Economía, Constitución y derechos sociales”, “El derecho constitucional del siglo XXI”, “El derecho constitucional humanitario”, “El derecho de la Constitución y su fuerza normativa”, “El orden socioeconómico en la Constitución”, “El poder”, “El régimen político”. “De la ´Politeia´ a la ´Res-pública´”, “Filosofía del derecho constitucional”, “Historia política y constitucional argentina” 1, 2 y 3, “La Constitución de frente a su reforma”, “La interpretación del sistema de derechos humanos”, “Las élites políticas”, “Las obligaciones en el derecho constitucional”, “Las transformaciones constitucionales en la postmodernidad”, “Lecciones elementales de política Los derechos del hombre”, “Los equilibrios de la libertad”, “Los tribunales militares y la Constitución”, “Los valores en la Constitución Argentina”, “Manual de historia política”, “Manual de la Constitución reformada”, 1, 2 y 3, “Marxismo y derecho constitucional”, “Nociones constitucionales”, “Para vivir la Constitución”, “Problemas políticos del siglo XX”, “Régimen legal y jurisprudencial del amparo”, “Teoría del Estado”, “Tratado elemental de derecho constitucional argentino”, Tomos 1A, 1B, 2A, 2B, 3, 4, 5 y 6, “Valor, justicia y derecho natural”, “A una década de la reforma constitucional”, “Los derechos humanos del siglo XXI”, “Doctrina del Estado democrático”, “Derechos humanos”. “Corte Interamericana” 2 tomos, “El amparo constitucional”, “La reforma constitucional”, “La Constitución real, e Instituciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.

(3) En 1976 se había formado una comisión de transición cuyo titular era Mario de Olazábal, algunos años antes expulsado por la gestión peronista; Eduardo Sutter Schneider, como adjunto y Lilia Puig de Stubrin como ayudante de cátedra.

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