NICASIO OROÑO; UN CREADOR EN TIEMPOS DE FORMACION DEL ESTADO

12 de octubre – Muere N. Oroño

I – Oroño fue uno de esos gobernantes que los santafesinos añoramos; venía del interior –si se podía hablar así en ese tiempo- y había recorrido todo el “cursus honorum” requisito indispensable en la república romana para acceder a los cargos de poder. Educado “a los ponchazos”, tomó las armas para acompañar a su padre, formó un hogar y se dedico a la cosa pública con entrega total. Pensó en el futuro, nada más, tenía la cabeza abierta a todas las nuevas ideas. Con muy pocos recursos –no siempre son necesarios- hizo cosas grandes.

oron%cc%83o1II – Nace en Coronda, provincia de Santa Fe, el 20 de julio de 1825. Su padre era el coronel Santiago Oroño (1802 – 1869) y su madre Juana María Ávila Baigorría.

Por esos días, casi los primeros de la patria, Corona era ya un lugar con tradición en el corredor que significaba el río Paraná. Había sido fundada el 28 de marzo de 1664. Su desarrollo era el de sumar más de mil almas, tener una traza urbana con plaza y su respectiva iglesia. La provincia tenía cuatro departamentos; La Capital, Rosario, Rincón y Coronda.

El padre era un guerrero, de largas ausencia en el hogar. Con el grado de sargento primero lucha al lado del brigadier López, consagrándose como tal, mereciendo el reconocimiento del propio López, en las Lomas de Coronda, cuando chocaron las tropas santafesinas con las de Francisco Ramírez que huyó a Córdoba. Por la fiera defensa del lugar ante un malón en 1836, el gobierno de la provincia le done una fracción de tierra en la misma Coronda para fundar un establecimiento de campo, que trabajará entre las campañas.

Con apenas 16 años, muerto ya Estanislao López, toma las armas para acompañar a su padre y participa de las campañas dirigidas por Juan Lavalle en su avanzada contra Rosas pero todo queda en la derrota de Faimallá, por lo que Santiago Oroño se llega hasta Corrientes para sumarse a José María Paz.

Para proteger a su familia, el guerrero los lleva a Paraná donde el joven Nicasio toma un trabajo en una confitería. Al cabo de un tiempo se trasladas a Corrientes donde tiene oportunidad de confraternizar con otros jóvenes de su edad que comparten algunos ideales; son Luciano Torrens y Manuel Lagraña.

El destino los llevó a Sao Borja, luego a Corrientes nuevamente hasta que recalan en Entre Ríos donde Urquiza recibe a todos los que andan dispersos en su idea de armar un ejército. El joven Nicasio trabaja en el saladero Santa Cándida, en las inmediaciones de Concepción del Uruguay.

Cuando Caseros, Nicasio portaba el uniforme de teniente de la División santafesina al mando de su padre y junto a su amigo López Jordán.

Se casa el 18 de febrero de 1854 con Joaquina Cullen Rodríguez del Fresno, nacida el 5 de mayo de 1833, hija de Domingo Cullen, gobernador de Santa Fe, lo que le permite ingresar a la élite política de la provincia. Del matrimonio nacieron dos hijos, Joaquina –que se casa con Manuel Salas Laravide- y Nicasio.

III – Lograda la organización del país, se ocupa del desarrollo del mismo y propone un plan concreto a Justo José de Urquiza para la ciudad de Rosario, por esos días apenas un caserío. Su propuesta es aprobada y con la ley que eleva al rango de ciudad, pero no puede llegar al cargo de Jefe político ya que el gobernador designa en ese cargo al brigadier Benjamín Virasoro.

Cuando asume como gobernador José María Cullen, su cuñado, lo nombra como jefe políticos de la misma el 25 de febrero de 1855.

Se presenta a las elecciones a diputado nacional pero los votos le dan la banca a Pedro Lucas Funes y Gregorio F de la Puente

Por lo tanto se retira a la estancia “La Esperanza” donde se dedica a la actividad rural.oron%cc%83o2

En febrero de 1862 es electo diputado provincia y como tal preside el Cuerpo y en poco tiempo presenta varios proyectos que demuestran su visión de estadista.

En las elecciones de mayo de ese mismo año, triunfa y es electo como diputado nacional cumpliendo una destacada labor en la defensa de los intereses de la provincia. Se recuerda también su encendida arenga en contra de la pena de azotes; “Oh Señor, esto es horrible! Es indigno de un pueblo cristiano …”

Terminado el mandato como gobernador Patricio Cullen, su otro cuñado, se abre un tiempo electoral bastante virulento. No existían los partidos políticos como tal, sino que había grupos de poder que para ese tiempo eran dos; el “Club del Pueblo”, dominado por la clara adhesión al catolicismo y al autonomismo a nivel nacional, y el “Club Libertad” que se decían autonomistas provinciales.

Las elecciones de acuerdo al sistema provincial establecido por el constitución, era indirecta por medio del colegio electoral. El Club del Pueblo postula a Pascual Rosas y el Club Libertad propone a Oroño. El colegio electoral reunido en la legislatura el 8 de febrero de 1865 elige a Oroño que asume como gobernador de la provincia el 22 de febrero de 1865.

Lleva adelante una activa gestión, en la que se destaca la sanción de la primera ley de matrimonio civil, siendo que el primer matrimonio se celebra en la colonia agrícola de Esperanza.

El 22 de diciembre de 1867 estalla una revuelta opositora en donde pesaban los intereses de Buenos Aires en los sectores en pugna y debe renuncias el 2 de febrero del año siguiente.

Es electo luego senador nacional, aprobándose el diploma el 2 de mayo de 1868 con mandato hasta 1876. Desde su cargo promueve la colonización y expansión del país

En 1899 obtiene una banca de diputado constituyente para la convención que, al año siguiente, sanciona la Constitución de la provincia de Santa Fe. En 1902 nuevamente es electo diputado nacional.

La muerte lo persigue, en 1886 muere inesperadamente su esposa Joaquina y en agosto de 1890 muere su hijo Nicasio.

El presidente Roca por intermedio del comprovinciano E. Zeballos le ofrece hacerse cargo de “Tierras y Colonias” y nuevamente se instaló en Buenos Aires donde llevó adelante unA agresiva campaña de población del sur, con la instalación de colonias como Choele Choel en Rio Negro, Mártires en Chubut, Candelaria en Misiones.

Una campaña del diario “La Prensa” pone en dudas su honorabilidad y comienza una disputa que concluye con su destitución en mayo de 1893 por parte de Luis Sáenz Peña.

Paras 1902 es nuevamente electo diputado nacional. Cansado y con algunos achaques viaja en tren desde Rosario y se instala en su casa de calle Córdoba 1811 ya enfermo.

A las 7,30 horas del 12 de octubre de 1904, cuando la ciudad se aprestaba a presenciar la ceremonia de asunción de Manuel Quintana como presidente, fallece.

IV – En su gobierno, el 25 de septiembre de 1867, se sanciona la ley de matrimonio civil, siendo este un hecho absolutamente revolucionario en la historia del derecho patrio. Fue promulgada el 26 de septiembre y reglamentada el 10 de octubre de 1867.

El sistema vigente era el del viejo derecho indiano, el que llegaba de la península con algunas modificaciones para estos territorios. Un antecedente se reconoce en Rivadavia que intentó dictar una ley para secularizar el matrimonio. En 1825 se firma un Tratado con Gran Bretaña entre otras cláusulas, se reconoce la libertad de conciencia y la autorización para el ejercicio de Oficio divino para los súbditos ingleses. Luego, por una ley de la provincia de Buenos Aires del 12 de octubre de 1825, se dispuso la inviolabilidad del derecho de todo hombre para dar culto a Dios según su conciencia, con la única limitación de la moral, el orden público y las leyes del país. En la práctica el ministro protestante entendió que estaba autorizado para bendecir matrimonios entre protestantes y católicos. Pero pronto se supo que esos matrimonios no eran una solución, ya que no solo violaban la ley, sino que también obligaban al cónyuge católico a abandonar su fe. Entonces, para contraer matrimonio religioso entre católicos y protestantes,

sin abjurar de las propias creencias, era necesario obtener de las autoridades religiosas la correspondiente dispensa.

La historia registra el caso del matrimonio entre María Quevedo con Samuel Lafone. En el mes de junio de 1832, el obispo Mariano Medrano, denunció el matrimonio de María Quevedo y Alsina con un protestante de nombre Samuel Lafone que se había concretado ante el pastor protestante. En la nota elevada al Ministro de Gobierno sostiene que hay varios matrimonios semejantes e incluso de hombre que tenían una familia en Europa y volvían a formar otra en estos territorios.

Tomó conocimiento en Tribunal Eclesiástico que declaró la nulidad del matrimonio de Quevedo y Alsina – Lafone y resolvió la reclusión de la contrayente y de Manuela Alsina durante un mes en la Casa Pública de Ejercicios de la ciudad y por último una multa tanto a Lafone como a los testigos del matrimonio. Pero permitió revalidar el matrimonio si Lafone se convertía al catolicismo.

Sobre esto la autoridad civil condenó a Lafone, al pastor Torrey y a otros intervinientes en el matrimonio clandestino al destierro y a Manuela Alsina y María Quevedo y Alsina a reclusión temporal en la Casa de Ejercicios

Distintas gestiones hicieron que Rosas indulte a los condenados sin perjuicio de lo correspondiente a la autoridad eclesiástica, es decir, manteniendo la nulidad matrimonial.

En la provincia de Santa Fe se estaba produciendo una verdadera movilidad social con la llegada de un importante número de inmigrantes, pero esos hombres venían de distintas partes de Europa. En general eran católicos, pero había suizos alemanes que era protestantes. Claro que también llegaron judíos y de otras confesiones. Ello generó que se comiencen a producir el acercamiento de distintos jóvenes que aspiraban a casarse, pero no lo podían hacer ya que dominaba el matrimonio religioso que era el esquema legal vigente.

Atendiendo a esta realidad, y en un territorio donde se estaban dando los primeros pasos de un país distinto. En septiembre de 1867 ingresa a la legislatura de la provincia u proyecto de ley que lleva la firma de Pedro Rueda y Eugenio Pérez, acompañado por un mensaje del gobernador Oroño.

Luego de un largo debate es aprobado sobre tablas por ocho votos a favor y cuatro en contra.

La norma, que sin dudas no condecía con el viejo sistema, hecho desde la metrópoli y en general de espalda a las realidades, es derogada apenas es destituido el gobernador, hecho este el 2 de febrero de 1868.

El Código civil, aprobado en 1869, establecía solamente el matrimonio religioso. En principio el celebrado en el Iglesia católica, pero también admitía el celebrado en otras religiones. Todos tenían plena fuerza legal, pero lo que no se podía hacer era el matrimonio civil, el celebrado por el Estado y que era necesario para permitir que un joven católico se case con una muchacha protestante, por ejemplo.

Por supuesto que si había hombre que no pertenezcan a religión alguna no podrían contraer matrimonio.

De inmediato se encendió una polémica con distintos ribetes y hasta se involucraron otros personajes. Juan María Gutiérrez publicó un artículo titulado “La montonera de sacristía en Santa Fe, que fue respondido por Félix Frías en “El liberalismo revolucionario y el matrimonio civil”. Frías, un claro opositor a esta ley, consideró que el matrimonio civil como “… un concubinato que degrada la unión conyugal, … una grave injuria inferida a la libertad de conciencia” y que por ello se “ha perjudicado a las costumbres y contribuido al lento desarrollo de su población” (1)

Todo esto que hoy anotamos como un avance no fue tan fácil y tuvo bajo costo; debió pagarlo con el cargo un poco más adelante. El obispo José María Gelabert y Crespo, desde la sede episcopal de Paraná creada por bula la “Vel a primis” del 13 de junio de 1859 dictada por el Papa Pio IX, directamente dijo que era una ley anticristiana y perversa para la salud de la Iglesia y la sociedad. Desde el púlpito se arengaba encendidamente en su contra. El obispo no era de amedrentarse y para concluir con su obra, directamente excomulgó al gobernador. Luego supo sumar voluntades, reunir todo el clero y oponerse definitivamente a Oroño, al punto de ser una de las causas –sino al principal- de la caída del gobierno. Seguía la idea europea de que el Estado y la Iglesia era una unidad.

La historia que llevó a esta ley indica que en los primeros tiempos de la colonia, llego a Esperanza, entre tantos inmigrantes, Luis Tabernig, nativo del Tirol austríaco -Lenz-, en 1865, siendo joven. Se instaló con un taller de herrería frente a la plaza donde construía arados entre otros elementos para el agro, compitiendo en esta materia con Teodoro Rossler, que alternaba sus tareas de agricultor con las de herrero, habiendo construido el primer arado de hierro que se usó en la colonia.

El un joven tirolés era de culto católico y conoció a una joven suiza muy buena moza, hija de agricultores de la misma colonia, pero protestante. Luego de cruzar simpatías, el novio se presenta al cura de la colonia, un sacerdote de la orden de Jesús, alemán de nacionalidad y le pide celebrar el matrimonio. No existía otra respuesta más que la negativa, alegando ser la novia protestante, y única posibilidad es que la novia abjura de su fe.

Fueron vanos los ruegos del pretendiente, pero la constante negativa sirvió como acicate para afirmar su voluntad. Recordó algunas costumbres de las tribus alemanas de la antigüedad y plantó en medio de la plaza un árbol y en un punto visible una tabal con el letrero: Árbol de la Libertad. Previo acuerdo con la novia, invitó a los amigos y algunos vecinos a reunirse a la tarde en la plaza bajo el “Árbol de la Libertad”, dónde debía comunicar a sus vecinos asuntos de suma importancia. Los convocados acudieron al punto señalado.

A la hora pactada, 5 y media, llegó el joven Tabernig en riguroso traje llevando a la derecha a la novia, y seguida por los padres de ella y dos amigos.

Junto al “Árbol de la Libertad” se sube a una silla y comenzó con un relato de lo que pasaba con el cura y concluyó diciendo, que había pedido ser testigo de su declaración de querer casarse con su novia y como no lo puede efectuar por las costumbres del país, que había adoptado como su patria, únicamente por una oposición infundada del cura de la colonia, lo hace en este momento ante los padres de la novia, dos padrinos y todo el pueblo como testigos de este acto, por el que declara que la joven es desde ese momento su esposa legítima, y los hijos que nacieran de esta misma deben ser considerados como sus hijos legítimos, reservándose celebrar en la Iglesia ese acto, apenas el cura lo acepte. De inmediato se invitó a la concurrencia hasta su casa donde había preparado un pequeño agasajo.

Difundida esta noticia, el gobierno de la provincia gestionó los oficios ante el obispo de Paraná –en ese tiempo toda la curia de la provincia dependía de aquella ciudad- y a los pocos días vino la orden terminante del obispo de casar en la Iglesia a la pareja con la reserva de hacer educar sus hijos en la religión católica.

Según la tradición oral, el árbol aún está en pie.

El primer matrimonio civil, ocurrió en la ciudad de Rosario el 21 de octubre de 1867 cuando compareció ante el juez civil de Rosario, doctor Carlos Paz, don Pedro Zapata, de 24 años, jornalero rural, hijo de Benito Zapata y Aniceta Varela, radicado en Villa Constitución. El hombre promovió información de “libertad y soltura” para casarse con Antonia Maldonado, santafesina, menor de edad, hija de Benito Maldonado y Tomasa Cortéz.

Con intervención del escribano público Jacinto Correa, se comisionó al juez de paz de Villa Constitución don Alespíades de Caminos, para que tomara declaración a los testigos y a la madre de la menor, que dio su consentimiento.
Luego de los trámites el 29 de octubre, en los portales de los juzgados de Rosario y Villa Constitución, apareció un edicto anunciando que se había aprobado la información producida en torno del pedido de don Pedro Zapata y fijando para tres días después la formalización del matrimonio.

El casamiento se celebró el viernes 1 de noviembre de 1867, precisamente día de Todos los Santos, en el Salón de la Corporación Municipal de Rosario, asistiendo el jefe político, Martín Ruiz Moreno y el diputado coautor de la ley, doctor Eugenio Pérez, médico y abogado de notable actuación en el foro rosarino.

El matrimonio fue autorizado por el juez doctor Paz y hasta estuvo, la banda de música de la ciudad que ejecutó obras de su repertorio a las puertas de la Casa Municipal festejando este primer casamiento civil dispuesto por la “ley Oroño”.

A fuerza de ser sinceros y rigurosos con el trabajo, esta no es la única versión del “primer casamiento civil.”. Reiteramos, la voluntad de Oroño de avanzar con el matrimonio civil, fue un verdadero acto de arrojo que le costó el cargo. No era una cuestión menor, la Iglesia era una institución muy poderosa. Al punto que luego esta disputa se prolongó por año y en el terreno de las investigaciones de los historiadores; bien vale acá eso de “aquellos vientos trajeron estas tempestades”.

Otra versión indica que los adláteres de Oroño, concretamente el Jefe político de Rosario, dr. Martín Ruiz Díaz habría llegado hasta una cárcel y buscado un infortunado que ahí yacía al que luego de explicaciones y hasta algún dinero, le preguntó si era su voluntad casarse y en caso de serlo recuperaría la libertad, manifestado el reo que sí lo era. (2) Es claro que es una versión un tanto amañada, más allá que el nombrado Ruiz Díaz haya dispuesto lo necesario para allanar el camino de los que había declarado su voluntad de “casarse por civil”.

V – Sus principios, que llevó a la práctica, no se quedó con ellos solamente atesorados, hicieron que autorice a una madre –Lorena Torres- a poner a su hija -Gerónima- su apellido en primer término y luego el del padre –Diego Pinto-.

Apostó fuerte a la educación en su plan de gobierno. El 7 de julio de 1866 dictó un decreto por al cual declaró obligatoria la instrucción pública en la provincia y dispuso que en todos los pueblos donde se puedan reunir al menos diez alumnos, se deberá levantar una escuela para enseñar las primera letras.

De acuerdo con el viejo sistema colonial, netamente clerical, que venían del modelo medieval europeo en donde no existía diferencia entre el Estado y la Iglesia, los registros de las personas estaban a cargo de esta última; nacimientos, matrimonios y defunciones se registraban en los libros de la iglesias y los curas certificaban lo pertinente a identidad, edad, parentesco y demás circunstancia. Tal como ocurría con el matrimonio, esto perjudicaba a los hombres y mujeres de otras religiones y que en las colonias agrícolas que se estaban formando eran un alto porcentaje de población. Con preciso criterio, Oroño impulsó y logró que se sancionara la ley que terminaba con aquellas disposiciones y se estableció la secularización de los cementerios. En agosto de 1867 la Cámara de representantes sanciona la que trascendió como “ley de cementerios”. Una nueva reacción de la Iglesia pero esta vez los voceros era Martín Ruiz Moreno que afirmaba que esos sitios habían sido construidos con el erario público y esos mismos fondos los mantenía, y por el otro lado el cura Pantaleón Galloso que sostenía la propiedad de las parroquias. El conflicto llegó al punto que el párroco de Villa Constitución –pueblo fundado por Oroño- fue detenido y llevado a Rosario, el de San José de la Esquina desapareció. Los curas no querían entregar las llaves de los cementerios no obstante el mandato legal.

VI – Ya había hecho bastante, bastante como para generar la reacción que lleve a su caída. Algunas maniobras corresponden a Urquiza que pretendía imponer un gobierno amigo para que impulse la candidatura de Alsina. Caudillos locales como Mariano Cabal y Simón de Iriondo, con ambiciones de ocupar el sillón del brigadier, aportaron lo suyo.

Oroño se recluía en sus fieles colaboradores; Emiliano García, domingo Crespo, Tiburcio Aldao, Juan del Campillo, Federico Ibarguren, Benito Graña para pensar en políticas para poder superar el momento.

El gobierno nacional decide la intervención de la provincia y nombra a Francisco Pico que en definitiva no asume

Con tana presión Oroño delega el mando en José María Cullen que acuerden continúe hasta la fecha de entrega al gobernador electo, que debía ser el 23 de febrero. Mientras tantos se polarizaba la elección entre dos candidatos que iban detrás de algún otro candidato nacional; Mariano Cabal, hombre muy rico, que era apoyado por el general Urquiza, y Marcelino Freyre que contaba con el apoyo de Oroño.

Llegado el momento, la legislatura de la provincia elige como sucesor a Camilio Aldao, que era cuñado de Oroño (la madre de Aldao era Joaquina Rodriguez del Fresno, que enviudó de Pedro de Aldao y se caso con Domingo Cullen), pero este candidato no pudo prosperar y en una nueva elección triunfa Mariano Cabal.

Al año siguiente de ingresar al Senado de la nación se debe discutir el proyecto de Código civil que se le había encargado a Vélez Sársfield. Si bien el texto se conocía casi completo ya que el autor fue entregando el original por libros, el mismo fue aprobado a “libro cerrado” por el Congreso de la nación. Se registró un solo voto en contra, el de Nicasio Oroño que sin dudas tomaba revancha del lapidario informe que había presentado Vélez a su ley de matrimonio civil.

VII – Su mandato de gobierno no estuvo solamente signado por estas leyes que sin dudas fueron progresistas.

Se encargó de la llegada de europeos y para ello hasta hizo publicar folletos en varios idiomas facilitando las condiciones sea que quieran venir en grupos organizados por empresarios o en forma individual. Producto de ello es la fundación de las colonias, California, Cayastá, Corondina, Helvecia, Francesa, Inglesa y Galesa. Propició la creación de establecimientos para que estos hombres se asienten como Cantón soledad, Tres de Febrero, 9 de Julio, Cayastacito, Sunchales.

Como senador nacional se encargó de fundar la ley de designación de Rosario como Capital de la República. Tanta fue la influencia que el Senado aprobó el proyecto que había presentado Manuel Quinta, el 13 de mayo de 1868. Cuando estaba terminando su mandato, Mitre veta la ley con distintos argumentos pero fundamentalmente que no era el momento.

VIII – Oroño fue un liberal y burgués que quería construir un estado fuerte y para ello sabía que debía terminar con ciertas prácticas vetustas que impedía el ingreso de nuevas ideas para el crecimiento y para poder estar a la altura de las circunstancias en un país que estaba cambiando radicalmente

IX – Bibliografía

DE MARCO, Miguel Ángel. “Nicasio Oroño. Síntesis biográfica”, en Investigaciones y Ensayos, nº 13, Academia nacional de Historia. Buenos Aires, 1972.

_____ “Nicasio Oroño. Un transformador en tiempos de la Organización nacional”, en Instituto de Historia política Argentina”. Rosario, 1994.

_____ “Nicasio Oroño. Un organizador en el Parlamento”, en Vidas, ideas y obras de los legisladores argentinos. Buenos Aires, Círculo de legisladores nacionales, 1999.

DIAZ MOLANO, Elías. “Nocasio Oroño Colonizador. Buenos Aires, Plus Ultra

MOLINARIO, Alberto D. “La ley santafecina de matrimonio civil”, separata del Tomo XXIII de Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, 1964.

_____ “De nuevo sobre la ley santafecina de matrimonio civil”, Jurisprudencia Argentina, t. 1967-V, Doctrina, págs. 844 a 869.

_____ “Por tercera vez la ley santafecina de matrimonio civil”. Jurisprudencia Argentina, t. 1968-IV, Doctrina, págs.. 759 a 777.

RUIZ MORENO, Isidoro Jorge. “A raíz de un comentario”. Jurisprudencia Argentina, t. 1967-VI, págs. 751 a 761.

_____ “Elecciones y revolución. Oroño, Urquiza y Mitre”. Buenos Aires, Ediciones culturales argentinas, 1976.

SIMIAN DE NOLINAS, Susana. “Contribución al estudio del gobierno de Nicasio Oroño”. Instituto del profesorado Básico, Santa Fe, 1962.

____

(1) FRIAS, Félix. El liberalismo revolucionario y el matrimonio civil”. Buenos Aires, Impresora y librería de Mayo, 1867.

(2) Esta versión esta sostenida por Rodolfo Barraco Mármol, “El primer matrimonio civil en la Argentina”, diario “La Capital”, Rosario, 6/mar/1942.

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